sábado, 4 de octubre de 2008

Este dibujo lo realicé en 1994 cuando trabajaba en el Hipódromo de las Américas de la ciudad de México.
Mi oficina quedaba del lado de las caballerizas y me permitía observar el paso de los caballos pura sangre.
El ruido seco de los cascos de los caballos al momento de pasar junto a mi oficina era impresionante.

Ahora me quedan gratos recuerdos y algunos dibujos que traen a mi memoria el grito de los jockeys, el resoplar de los caballos a todo galope, el polvo de la pista y la emoción de la carrera.
Si nunca has ido a las carreras en el Hipódromo, te has perdido de un gran espéctaculo.

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